Relato de María Martin, mamá que estuvo acompañando y siendo parte de este gran campamento.
La emoción se podía sentir en el aire. Para algunas de las más chiquitas, era la primera vez que dormirían bajo las estrellas, rodeadas de sus nuevas amigas. La Apraiz se transformó en su casa, una experiencia inolvidable.
Fue un día especial, lleno de sonrisas y alegría. Una tarde, una noche y una mañana que se disfrutó a pleno. El tiempo también ayudó para coronar un día perfecto. Hubo juegos por la tarde y por la noche. El fogón, una marca registrada de este campamento que fue el espacio para los cantos, el baile y los cuentos.
¿Dormir? Bueno… eso quedó para la próxima. Con los primeros rayos del sol, todas arriba. Un buen desayuno y a seguir jugando.
Muchas gracias a los entrenadores, miembros de la Capitanía y padres/madres colaboradores que hicieron que el campamento 2017 se convierta en una huella indeleble para todas las que participaron.