Como viene sucediendo desde hace algunos años, una vez finalizadas las olimpíadas de menores hay una pregunta obligada por parte de los capitanes y colaboradores: “¿Cuándo se hacen las olimpiadas de mayores?”

Este año, con una participación de 90 jugadores distribuidos en 4 equipos, se disputaron el pasado sábado 2 de marzo desde las 14.00. La interna de la organización cuenta que fue una semana frenética, con muchos nervios respecto al clima y si se podrían hacer. Se habló del traslado de la fecha al fin de semana siguiente, de la suspensión hasta el 2025 y hasta se desarrolló desde la sede un plan B que implicaba la novedad de unas olimpíadas totalmente “indoor”.

Finalmente se decidió apostar por el buen tiempo, realizando las competencias de pileta al inicio de la jornada en base al pronóstico. Así, se largó con el buceo de cds, la posta en tablita, la posta gomón y la posta combinada. Hubo resultados diversos, con triunfos de diferentes equipos que prometían una reñida competencia.

Luego se lanzaron los partidos de vóley y pañuelito. Cruces donde los ganadores clasificaban a la final y los derrotados disputaban el 3er y 4to puesto. La inclusión del vóley fue a pedido del Capitán de este deporte, quien aceptó que los jugadores de los equipos del Club fueran limitados en su posibilidad de remate sin poder “saltar para pegar”. Hubo tremendas definiciones en la mayoría de los partidos tanto de vóley como de pañuelito, por lo que todavía no había nada claro respecto a quién podía ser el ganador.

La siguiente tanda de juegos se desarrolló en el parque principal de la sede. Las famosas postas “papa cuchara” y embolsado posibilitaron que muchos de los olímpicos demostraran habilidades ocultas para el resto de los competidores.

Además, la organización incorporó un nuevo juego, la posta “tatami”, consistente en la carrera entre un grupo de 7 participantes subidos a un pedazo del tatami de goma eva encastrable, que debían saltar hacia otro pedazo similar sin caer al pasto, con la posta a otro grupo de 7 jugadores que debía hacer el recorrido de vuelta. Lo que a priori parecía ser un juego más, con un futuro no muy alentador, resultó ser muy divertido y festejado por todos.

Este bloque de competencias finalizó con el desafío de sumar la mayor cantidad de remeras a un participante y el esperado revuelto gramajo. La última actividad fue la cinchada, que ayudó a dejar a todos los olímpicos exhaustos y con ganas de saber quiénes fueron los ganadores y compartir un merecido “tercer tiempo”.

Hecho el cómputo de los resultados el ganador fue el equipo Rojo, compuesto por Mónica Castillo, Valeria E. Zayat, Paz Tosoni, Rafaela María Copello, Mariana Gruneisen, María Ferrari, Agustina Boscolo, María Eugenia Arrinda, Agustina Donoso, Milagros Schmidt, Santiago Parborell, Agustín Meilan, Francisco Zabala, Federico Roccatagliata, Joaquín Lavalle Cobo, Aaron Farina, Alejandro Deluca Martínez, Francisco Martini, Carlos Newland y Santiago Hüppi. Sus capitanes: Victoria Troisi y Santiago Perea.

En segundo lugar se clasificó el equipo Verde, y la “cuchara de madera” (en realidad, compartieron los caramelos destinados al último lugar) fue para los equipos Amarillo y Azul.

Luego de la entrega de premios, en la que los organizadores agradecieron, como siempre, el excelente trabajo realizado por todos los empleados de la sede y la gran tarea de los capitanes y participantes, se pasó a la degustación de las exquisiteces que un grupo de entusiastas asadores había preparado en la parrilla: chorizos, ojo de bife, matambrito de cerdo y bondiola.

Los más temerarios se quedaron luego de la comida charlando y bailando hasta altas horas mientras que otros se retiraron rápidamente a disfrutar del merecido descanso.

De esta manera, llegó a su fin otra temporada olímpica en la Sede Palermo, con la particularidad que tanto en las olimpíadas de menores como en las de mayores el equipo ganador fue el Rojo, ambos capitaneados por Toia Troisi. Coincidencias que siempre darán que hablar…