Esquí de travesía en Frey

Crónica de la primera salida de esquí de travesía del año

Estimados socios, les compartimos crónica de la salida de esquí de travesía que es parte del programa de montaña de CUBA. En este caso fue realizada del 4 al 7 de octubre.

Además los invitamos a informarse e inscribirse en las expediciones de "Cuatro refugios" y "Cinco lagunas" a realizarse en diciembre. Mas info [email protected] 

 

Capitanía de Andinismo

 

 

Por Rosario Merello,

Estaba en mi radar. Ya hace varios años que tenía la inquietud dándome vueltas pero no encontraba su momento. Hasta que el año pasado me enteré que el Club armaba estas salidas con guía y sin experiencia previa necesaria en esquí de travesía en sí. Ahí me dije “el 2024 es mi año” ¡Y así fue!

Arrancamos por el final, no fue fácil. Un desafío tanto físico como mental (en mi caso con vértigo), pero qué bien te deja parada esa sensación de superación, la que sigo procesando, desglosando, repasando en mi cabeza cada paso y ese lindo cansancio de haberlo logrado!

Viajamos 4: Marcos Servente (un alivio saber que contaba con un amigo ya en la montaña, alguien que me conocía de antes), Gonza Aguirre y Nico Pisano (que los conocí la semana antes de viajar a Bariloche). Allá nos esperaba Iván (guía y a cargo de esquí del club) y se sumó Agus a último momento también como instructora y por suerte presencia femenina (no voy a negar que me inquietaba ser la única mujer en el grupo). Ahora sí, a foquear nomás!

El primer día fue de práctica en el Cerro Goye. Desayunamos en el Refugio del Club en el Cerro Catedral (esos scones por favor!) y nos encontramos a las 9.00 en el Cubito (escuela y guardería del Club) con Iván. Ahí preparamos y revisamos equipos, mochilas, y partimos hacia Colonia Suiza. Arrancamos a subir a las 11.00 a pie y a 1200m de altura nos pusimos los esquíes con las pieles. Fue un gran día para conocernos a nivel grupo y entender cómo es la dinámica, los mecanismos de poner y sacar las pieles, esquíes, y cargar la mochila. A las 17.00 volvimos, y a descansar al refugio (gran goulash que nos esperaba para reponer fuerzas).

Con tremendo sol, 9.00 am del sábado nos encontramos con Iván y Agus en el Cubito. Dividimos comida, chequeamos equipo, peso y distribución de las mochilas, tener todo el equipo listo y a eso de las 10 encaramos al Frey. Arrancamos por la picada que sale al costado del huevito de Amancay. Llegamos a las 17.00 ¡Fue agotador! Caminamos varias horas, después nos pusimos las botas, la nieve que al principio no era constante y nos obligaba a sacarnos los esquíes y cargarlos unos pasos, volver a ponernos los esquíes con las pieles, cargando las mochilas, aprendiendo a hacer las conversiones (girar con el esquí de travesía donde el talón está libre y el esquí se mueve), con muchos pensamientos y reflexiones, llegamos después de 7 horas. Esa noche celebramos con un guiso de lentejas del refugio agotados.

El domingo fuimos con las pieles hasta la laguna Schmoll a aprender cómo se ajustan los crampones y hacer práctica de arva (para rescate de avalanchas). Subimos hasta Piedra Inclinada, hicimos algunas bajadas esquiando y coronamos el día con una picadita celebrando nuestra última noche en el refugio.

Ya el lunes arrancamos más temprano. Desayunamos, y a las 8.00 bajamos esquiando unos minutos hasta llegar al Valle del Van Titter, cruzamos el arroyo y nos pusimos las pieles un rato. Y ahí arrancó el otro gran desafío (físico y mental en mi caso): el ascenso hasta el Mango Pistola con crampones durante 2 horas! Iván nos enseñó las distintas maneras de pisar y cómo caernos; y subimos. Agotados, con alguna que otra parada, llegamos a la cima. Qué linda sensación que no me voy a olvidar nunca: llegar a la cara que le da al sol con el lago Nahuel Huapi celebrándonos “¡lo hicieron”! Bajamos esquiando hasta Amancay y de ahí caminamos hasta la base.

Mención aparte a Iván, su tremendo estado físico, el buen humor, experiencia, y por sobre todo rescato la tranquilidad que trasmite al guiar. Para mí sin dudas fue un apoyo clave contar con alguien que me dió respeto y tranquilidad ahí en el medio de la nada.

Si tienen ese bichito, no lo duden, es por acá…

 

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